Día de Muertos

por | Oct 31, 2022 | Cartas a la comunidad, Viajes | 0 Comentarios

SObre Vivirnos y dejarnos morir

En México, cada año, se celebra el recuerdo. Se alumbra y embellece el camino de la memoria. Se nombra a los ancestros y, el viento los trae de nuevo a su hogar para celebrar su vida, y agradecer la que nos llegó a través de ellos.

En mi primer Día de Muertos en México, pasé una noche sentada junto a Doña Lupe en la tumba de su esposo. Tomamos chocolate, compartimos silencios y la escuché, conmovida, narrar la historia de su vida. Yo llevaba a penas 15 días en el país, con los sentidos desbordados desde el primer instante. Esa noche, México se instaló dentro de mí de forma íntima con la certeza de que lo iba a transformar todo para siempre

Al final de esa noche, escribí:

“Si amaramos la muerte como amamos la vida, viviríamos y moriríamos mejor
En Michoacán, celebrando que todo es un viaje. 

No sabía entonces que estaba escribiendo el prefacio de una aventura a lo más profundo de mí misma. Sentada sobre un tapete de cempasúchil, en ese pequeño panteón, comenzó un viaje hacia el vivir y el morir, mi historia con este territorio sin límites que ahora es mi hogar y mi escuela.

México me ha enseñado que, para servir a la vida, hay que incluir la muerte. Me ha mostrado la necesidad de dejarme morir cíclicamente para volver a brotar más viva, con más fuerza, así como lo hace la naturaleza. Por eso cada año, cuando la luz avisa del otoño, sé que es tiempo de peregrinar a la cueva de la oscuridad y honrar todas mis muertes. En ese viaje porto mis raíces como el rebozo que me resguarda cuando hay que dejar ir lo marchito,y me sostiene cuando me alumbro, cuerpo adentro, alma adentro.

Ahora, es tiempo de preparar la ofrenda. Disponer las flores, el agua, la sal. Colocar las fotos de los que nos están, compartir sus historias y cocinar las recetas que nos heredaron. Prendemos las velas y el copal para acompañar su viaje. Es el tiempo de recordar a los ancestros, darles con corazón lo mejor de nuestra cosecha, que es también suya, porque somos los frutos de las semillas que cuidaron.

A mi abuela Saturnina, a Doña Lupe y a todos los que cuidan y guían desde las estrellas. Gracias por vuestra vida.

Buen camino.
Bianca Bodero

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Abrir chat
1
¡Hola! Bienvenida a Once.
¿En qué podemos ayudarte?